dilluns, 2 de juliol del 2012

Capítulo 1 (1922)


1922.
-      
 Y es eso que te sientes solo olvidado, que no le importas a nadie. Y es en ese momento cuando te ahogas en tus putas lagrimas, sin poder mas, explotas. Pensando en que no encajas en ningún lugar y quizá eres un estorbo. Quieres llorar mas, no te sientes bien, quizá todo es demasiado fuerte y complicado. Cierras la Puerta, coges tu almohada, tus ojos son un rio de lágrimas, te ahogas, te falta aire. En tu mente hay de todo menos coses buenas. Así es tu puta vida, o al menos lo que piensas de ella.

Bien por fin he acabado mi discurso, ya era hora. Pensaba que nunca se iba a acabar. Estas horas se han hecho eternas. Y tan solo tenia que presentar mis sentimientos. Me repaso otra vez todo el texto. Esta interesante, todo que me doy cuenta que es demasiado tétrico. Me da igual. Me siento orgullosa. Sonrío, dedicado a los aplausos que he recibido, tengo que reconocer que me desahogué un montón. Observo al público, todo el mundo levantado y chillando mientras aplauden, parece que les ha gustado, sin embargo se piensan que me lo he inventado. Mi pregunta ahora es : ¿Qué les estará pasando por la cabeza a toda esta gente?. Me dedico a escucharlos con precaución, puedo ir su mente, es curioso, pero a veces no es agradable. Cuando por fin, han acabado  me dan permiso para sentarme, observo al juez, todos hablan encantados. Sonrío, feliz. Uno de ellos se dedica a observarme sonriente, como diciendo –Gran trabajo-. No quiero escuchar sus mentes, lo encuentro feo, pero ese juez me ha llamado la atención, es un chico joven, moreno, cara alargada, unos ojos pequeños y de un marrón precioso, parece alto, tiene una sonrisa encantadora. Él me sigue aún con la mirada, mientras yo bajo del escenario, para sentarme de nuevo, me tropiezo. Él hace un intento de levantarse, ahora esta preocupado, pero al ver que me pongo en pie, se relaja.

-       Ei! Has estado genial, gran texto. ¿Cómo has tenido tanta imaginación?
-       Álex, como no... No te lo sabría explicar, la imaginación es una cosa que no surge, viene sola y punto.
-       Entiendo…¿Quieres sentarte?
-       Me encantaría.

Se limita a sonreír. Siempre me ha caído bien, él ha sido lo más parecido que he tenido a un hermano. Pero él no siente lo mismo por mi, diría con certeza que esta enamorado de mi, des de primaria.
Es un buen chico, pero a veces se me hace pesado, bueno no, reconozco que me encanta. Él, su sonrisa.
Pero nunca lo he sabido ver como algo más que un amigo, y mira que lo hemos intentado, pero no puedo, es muy difícil.

-       ¿Te puedo pedir una cosa?
-       En verdad ya me estas pidiendo algo. Pero sí, claro.
-       Siempre igual tú. Entre tu imaginación y tus típicas salidas con frases que yo necesitaría una hora o más para pensarlo. Me impresionas, y lo sabes.
-       Àlex, lo sé. Pero que quieres que le haga, me gusta buscarle el sentido retorcido a las cosas.
-       Lo sé, y eso es una de las cosas que más me gustan de ti.
-       Oh que bonito. –Sonrío de una manera tonta-.
-       Bueno, iré al grano lo que te quería pedir, ¿es que narices estabas pensando en el escenario?
-       ¿Por qué lo dices?
-       Porqué te conozco. Te recuerdo que eres mi mejor amiga. Te has quedado ausente, y sonreías de una manera muy tonta.
-       No te preocupes Al! Sabes que soy así, pero te voy a ser sincera estaba pensando en que pensaría toda esta gente, con mi texto.

Al, es como llamo yo al Álex, solo yo le llamo así. Y si sabe mi mayor secreto. Ya lo he dicho es como un hermano.

-       Te conozco, no podrás hacer nada para evitarlo.
-        Al, tengo un presentimiento.
-       ¿Cuál?
-       Que tengo ganas de besarte, muchas.
-       ¿Hablas en serio?
-       Claro Al.
-       Pues ni me lo digas, róbamelo.
-       Ahora ya no tendrá gracia.
-       Puedes hacerlo, y lo sabes.
-       Ya, pero hay demasiada gente, Al.
En ese preciso instante izo lo que todos imaginamos. Me encanto. Lo decía en serio. Me lo robo, sin decir nada, ni tan solo pedir permiso, típico de él. Nunca lo he acabado de entender pero amo, sus besos.
-       Al, tengo que decirte una cosa.
-       Dime.
-       Es malo. Prepárate.
-       Lo peor podría ser perderte.
-       Al…
-       NO.
-       Espera, escúchame, Al.
-       Vamos a fuera, necesito fumar.
-       Al, por favor.
-       ¿Vas a venir?
-       Vamos.
Saliendo a fuera, lo noté en su voz. Se esperaba lo peor, se había puesto de mal humor. Me sentía mal.
-       A ver explícame porque narices te vas.
-       Al, por favor. No te enfades.
-       Pobre de ti que me leas la mente.
-       Sabes que lo haré si quiero.
-       ¡Encima!
-       ¡Debajo!
-       Joder, ahora coñas no, tío.
-       Vale, Al, relájate. Siéntate por favor. Me tengo que ir, he oído que el juez decía que era la ganadora.
-       Joder…
-       ¡Quieres esperarte!
-       Sí. –Dijo Al resignado-.
-       Quiero que vengas conmigo, te obligo.
-       ¿Pero?
-       ¿Vas a venir o no? Y no, no quiero ningún perro, te quiero a ti.
Con eso conseguí sacarle una sonrisa grande, de las que me a mi me gustaban.
-       ¿Porque, quieres que vaya contigo?
-       Al, sabes perfectamente que no se lo hubiera dicho a nadie más.
-       Si…claro…
-       Al, te quiero, mucho, y lo sabes.
-       ¡Me encantas!
Me limite a sonreír. Eso lo sabia, des de hacia mucho tiempo, siempre le leía la mente, incluso cuando él estaba dormido. Me encantaba, escuchar sus sueños. Siempre soñaba con migo.
-       Una cosa…
-       Dime, Al.
-       Creo que al Adrián le gustas.
-       Que dices!
-       Te echa cada miradita.
-       Al, tiene novia. Laura, mi mejor amiga.
-       Crees que eso nos importa a los chicos?
-       No, os conozco mucho.
-       Pues, ya esta.
Eso que me dijo Al, ya lo sabia. Pero yo nunca me fijaría tanto en él como para enamorarme, y claro que tenia razón, y me encantaba saber que tenia la mayor parte de su atención. Pero también me hacia pena Laura. Todo y que ella, siempre había estado enamorada de Al, y eso yo lo sabia, y aún sentía algo por él. Siempre que hablábamos de que Al y yo, habíamos tenido algo, sus pensamientos eran muy tristes. Estaba con Adri, para dar celos a Al, pero Al ni se daba cuenta. La veía como la mejor amiga de mi novia. Siempre la ha visto así.
Tengo el don de escuchar la mente, y a veces mola, mucho. Nadie me puede esconder nada. Y quien yo quiero escucha mi mente. Cuando este muerta también tendré esta opción, y me pienso poner en contacto con mi hija, mi nieta y si puedo con mi bisnieta. Así quizá podré avisarles de sus problemas.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

¿Quieres comentar algo? Hazlo aquí.